Tuesday, 8 September 2009

Teología narrativa y el uso de la Biblia en laTeología Sistemática

Hacia la segunda parte del siglo veinte, se dio entre la erudición bíblica lo que se conoce como el giro narrativo, con esto se quiere decir que el estudio de la Biblia se centraría en la narrativa y sus representaciones específicas antes que en las proposiciones que surgen a raíz de un análisis de los datos entregados por la revelación.
Una característica relevante dentro de lo que es el giro hacia la narrativa es que, de la narrativa se puede obtener y presentar la Teología; de hecho, la narrativa lleva al lector a que comprenda los implícitos que transmite, de una manera que el lector no sienta que se le está forzando a tomar una decisión frente a lo que lee; por su parte las máximas proposicionales llevan la voluntad de absolutizar las ideas y de alguna forma crean en el lector una imperiosa necesidad de tomar partido frente a ella.

Introducción
Debido a los desarrollos que se han dado en el campo narrativo del estudio de la Biblia, se debería en Teología representar los contenidos de la fe de la misma forma a cambio de ser representados como una serie de proposiciones lógicas que lleven a tomar decisiones al lector. Si la Biblia se presenta a manera de narraciones ¿por qué tenemos que perder el interesante medio de la narración para presentar nuestra Teología?
El autor nos quiere hacer entender que el giro narrativo está íntimamente relacionado con el giro lingüístico que se ha presentado en la filosofía; dicha unión se presenta debido a que ambos giros están combatiendo la naturaleza referencial del lenguaje en relación con la lectura de los textos. Nos advierte que eruditos como Ricoeur, Gadamer y Eco presentaron un énfasis en el juego del lenguaje a cambio de una naturaleza netamente referencial. Esto es, que el texto no debe tomarse como un grupo de palabras, sin la transmisión que se puede lograr a través de la interconexión que hay entre ellas, por sus géneros y formas que llevan al autor a otro plano de referencia. Por supuesto, esto tiene mucho que decir al área de la Teología, ya que es precisamente el lenguaje teológico o las proposiciones teológicas las que intentan llevar en sus palabras un marco referencial olvidando la narración que ellas mismas presentan.

En defensa de la referencia en la narrativa
Como primera medida algunos defienden la referencia a la narrativa, reconociendo que existe una referencia a los hechos históricos. Por ejemplo, Jansen dice que no es lo mismo leer las Escrituras mirándolas como un reporte de historia o como simplemente una literatura más; si se quiere mirar la interpretación literaria del texto es relevante el conocimiento del contexto, pero esto no es tan indispensable para estudiar el texto desde los géneros que está presentando. Si los evangelios están diciendo que son historias ¿por qué no leerlos de esa manera?
Por su parte Watson puntúa que existe unión entre la historiografía y la narrativa; de hecho, no se puede decir que la historiografía es neutra al formular los hechos que acontecieron, por supuesto, tampoco es pura fantasía. Lo que sucede es que la historiografía se presenta como una narración, se está mostrando lo que los hechos fueron pero también lo que podrían ser.
Por otro lado, la referencia a la narrativa, también es defendida por aquellos que la unen con la referencia a nuestro mundo de acción. Este enfoque de pensamiento es aportado por dos grupos de investigación, los de la teoría del acto del discurso y los de la filosofía de Ricoeur. Dicen que en la narrativa presenta a nuestro mundo de acción en un triple proceso: - el mundo del actual del narrador está prefigurado en la narrativa, - el mundo de referencia está configurado en la narrativa por vía de referencia al mundo que está implícito en él, - la narrativa re-figura nuestro futuro mundo de acción. Con esto se quiere expresar que la narrativa, está presentando al mundo en el que se actúa de alguna forma; por eso la realidad que se presenta en la narrativa tiene relación con el mundo actual en que la gente vive. También es relevante mencionar que la narrativa no está simplemente copiando la realidad que se tiene, sino que ella misma crea su campo de referencia.
Lo que se acotó en el párrafo anterior impacta por supuesto a la Teología, pues lo que leemos en la Biblia que se narra, si bien, está mostrando una realidad del mundo del escritor, también es cierto que esa misma narración se convierte en referencia para nosotros y nos transmite esos implícitos inmersos en la narrativa sin ser colocados explícitamente.

La naturaleza de la referencia en narrativa
El argumento inicial es: como la narrativa está representando objetos externos, entonces ellos mismos, por estar fuera de la narrativa, hacen que la referencia a la misma narrativa no se sostenga. Este argumento puede tomar varios caminos, por un lado se debe decir que la narrativa es más contextual que relatos proposicionales de fe, de está forma la narrativa se puede quedar en la historia, en tanto que los otros relatos llevan un clamor de verdad. También se pudiera sugerir que los clamores de la narrativa son más modestos, pues la referencia a objetos externos es mantenida implícita en la historia, en tanto que estos son explícitos en los relatos proposicionales de fe. Por último, se puede decir que si la narrativa lleva el impacto de la referencia, es porque la historia lleva en sí un poder, que le hace crear esas referencias en una forma ambigua.

Lo que debe quedar claro es que la Teología expresada en narrativa nos llevará de una forma sutil a las verdades que ella representa. Por supuesto, existe el peligro de querer elevar la Teología narrativa por encima de cualquier otra forma de hacer Teología, pero es importante no sobre-estimar lo que se presenta con el poder de la narrativa y de sub-estimar lo que se puede hacer con proposiciones y/o aserciones teológicas, que creo pueden seguir teniendo relevancia sí se les mira en los diferentes entornos en que fueron presentadas. Creo que la apertura a esta manera de hacer Teología nos acerca más al texto bíblico, a su forma y contenido, nos puede ayudar a franquear distancias doctrinales, sin embargo, no se puede olvidar que el que lee seguirá teniendo la subjetividad propia del humano e intentará imponer su interpretación de la narración sobre otros, la discusión creo que está comenzando.