Tuesday, 8 September 2009

Teología Narrativa

(Use la lectura de H. Weinrich)

La mayor parte de la Biblia la constituyen narraciones, ya sean de carácter histórico, hipotético o ilustrativo, por lo que se puede decir que la base de la Teología se encuentra inmersa en narraciones de fe. Pero ¿cómo se va dando ese proceso narrativo? Si se piensa por ejemplo en un Jesús, que narra sus historias frente a un grupo de sus seguidores, uno pudiera pensar que dicho grupo le escucha; este grupo, los receptores de la narración, se van a convertir en narradores potenciales con otros receptores. Las narraciones así movidas pueden no ser exactas, en cada una de sus partes, a la narración original, pero sí puede llevar la idea precisa que se intentó transmitir originalmente.
A pesar de la narratividad de la Biblia, a nadie (o tal vez a algunos) se le pasa por la cabeza, que no se pueda usar por ejemplo una parábola para meditar en ella; con esto se está queriendo decir que lo que se narra no pierde su valor a pesar de que no sea histórico. En este punto, es que entran en conflicto la narración y la teología. Por un lado, la narración demuestra que lo que se narra transmite verdades claras, pero la teología, al usar la ciencia histórica como su instrumento, considera que es indispensable la historicidad de lo narrado para que se pueda usar en sus elaboraciones. Lo que debe resultar claro hasta este punto, es que el cristianismo nace bajo la narración; narraciones contadas por los profetas, los discípulos, Cristo, etc.
Y ¿cómo fue que el mensaje cristiano se fue llevando a diferentes regiones del mundo? ¿fue a través de cuidadosas proposiciones elaboradas o fue a través de la repetición de las narraciones? La respuesta es evidente, el cristianismo ha sido una comunidad que ha llevado la narración de uno a otro, es una comunidad que se cuenta la fe. En este proceso de recontar, pueden aparecer nuevos ambientes en los que se narra, nuevos enfoques a lo que se está narrando, y esto no desdibuja para nada la validez de la narración sino que la actualiza y dinamiza. No obstante, cuando el cristianismo se fue expandiendo, entró en contacto con una forma de pensar griega, en la que por encima de la narración predominaba el razonamiento. De esa forma, la teología tomó dichos razonamientos para esquematizar los conceptos que antes se habían presentado con narraciones llenas de contenidos teológicos.
Ahora bien, ¿cómo se debe abordar el conocimiento de la fe? ¿Seguir los parámetros iniciales de la narración o pegarse a las proposiciones teológicas? Es relevante mencionar que, la misma ciencia histórica ha cuestionado los presupuestos con que se acercan a la historia, dando así nuevamente lugar a una lectura de la narrativa sin necesariamente estar imbuida con el sello de la historicidad científica.
Como conclusión se puede decir que la narrativa, en tanto que genere en el oyente, un movimiento hacia su fe y que lo lleve a tomar decisiones en su razón, no deberá descartarse. Por su parte la teología, deberá enfrentar las dificultades provocadas por cómo ella cambia la narrativa a postulados teológicos.